domingo, 10 de noviembre de 2019

Veo la siembra de pájaros sobre el campo,
diminutas semillas en ligero movimiento.

Presiento el sonido armónico cuando abren
sus alas. Espero.

Entendí que no es importante permanecer
y se me escapan los latidos en bandada.

Siempre tengo ganas de irme
- quizá porque no se dónde ir-
cuando levantan las aves el vuelo.




Si en realidad siempre estuvo presente el olvido
dime, dolorosa esperanza, ¿de qué estás hecha

que aún resiste la sombra alargada
de mi ansia, en el mismo rincón, cada mañana
cuando inauguro un día limpio?.



Ni siquiera las gélidas
nieves del invierno
pueden matarme de frío
como esta repentina bruma
primaveral del olor
innato de tu cuerpo
desvaneciéndose.