en esa diabólica locura de perderte.
Ha dejado cólera y sollozo
de salvaje mordida en mis pupilas,
acordes de sal resonando en mis ojos.
De lo imposible de olvidarte,
yo sujetando la vela
de todos mis insomnios.
Te marchaste
y en el duelo
siniestramente sola,
desposeída,
yo no sé cómo nombrarte.
Imagen: Danielle Fretwell