sábado, 28 de julio de 2018


En la finca donde me crié, mi abuela
dirigía el cafetal, me educaba
y me instruía para la vida
«você tem que saber tudo».
Ella era mi madre.
Allí en Minas Gerais.

Mi abuela era sabia aunque no siempre
viera el fango en mis pulmones,
y si lo veía, esconder las garras del lobo
era más importante que contar
la verdad del cuento.
Las historias alma adentro
se guardan como puñales secretos
y sobre ellas se edifica la calma porque
quien dentro lleva manantiales de amor
termina brotándole por todo el cuerpo.

Pero yo la quería y me despierto
recordando su cara, ahora
que llevo un año goteando dolor
por los huesos.
Y ella que se ha vuelto pájaro libre
toca mi frente por las noches
y enciende velas a los ángeles,
se arrodilla y bajito les pide
que cese el mal de su niña, que cese
y yo en medio de la oscuridad
siento su presencia y la reconozco.

He visto médulas fugaces
brillando en el cielo.


domingo, 24 de junio de 2018

Roja se vuelve la luna
al trasluz de un rosario
de candelas.

Mis manos mojan las tuyas
de mar salada.

Me reflejo en tus ojos,
espejo de fuego, chispa
de noche estrellada.

Imagen: la noche de San Juan




sábado, 5 de mayo de 2018

Evitarse todo
el tiempo.
No correr el riesgo
de encontrarnos.



A cualquier parte llegarán los ojos,
lunas vigilantes taciturnas.
Y solo a una habitación oscura
entrará la luz del sol esta noche.

Imagen: Kain White




domingo, 22 de abril de 2018

Desplegar los brazos
en dos cálidos rayos
de sol
y rodear esta angustia tuya:
ser luminosidad, intensidad
matutina, sosiego
en la tarde,
hacer que vuelva a brillar
tu eclipsada
sonrisa.



miércoles, 11 de abril de 2018

El día abrió hoy en paréntesis
cuando bajo la ropa me laten las ganas
de mar y el cuerpo avanza hacia un rincón
donde un incendio de sol colorea mis ojos,

en su continuo respirar
sobre el mismo espacio
viene y se esfuma,

yo y mi finitud,
él y su inmensidad,

a la espera de la estación que me zambulla
en su líquido hipnótico, peina el aire
los enebrales de Punta Umbría,

como un ancla
mi sombra por los tobillos
me clava en la arena.



martes, 10 de abril de 2018


Las ciudades mudas, los ríos sin agua,
los vendavales sin viento, los peces
sin branquias, las lunas doradas,
sin crujido los huesos rotos,
el todo y la nada siendo lo mismo.

Tú, detrás de mí, inalcanzable, intangible,
sin rozarme por miedo y por rabia,
labio callado hasta el límite,
rayo inesperado que ilumina
en sorpresa una verdad intermitente
al filo de un abismo aún no escrito.

Por el roto de ese algo que queda
latente, atravesando el tiempo,
aferrada a los vínculos,
yo, sintiéndome nada, insomne,
esperándote.


Imagen: Jamie Baldridge