domingo, 3 de septiembre de 2017

Lo mejor del turno de noche
es la mañana.

La sensación de llegar a casa
saber donde estoy
y que soy del todo.

Ir de espaldas al mundo
que bosteza al romper el día
mientras me desperezo de sueño.

Entrar en mi cuarto con cautela
y saber que ahora, cuando nadie
espera a nadie, tú cuerpo dormido
permanece hasta mi vuelta.

Entreabres los ojos, sonríes, te giras,
yo sin armadura te abrazo.
De tan sencillo
parece extraordinario.

A veces estalla en duermevela
la pólvora de tus besos en mis labios;
como a un fósforo eufórico de llama azul
me prendes fuego. Luego, calma.

Reniego del amor triste y sus secuelas.
Tú me haces necesaria.

Lo mejor del turno de noche
es la mañana
cuando me duermo en tu espalda
confiada y transparente.

Imagen: Clare Elsaesser




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