para venir hacia mi, te admiraba.
Intuía tu manera vertiginosa de ser
en la vida, de dar y quitar
en el mismo segundo.
Construir una pasión a la que
entregarse requería correr el riesgo.
Conocía tu manera intensa de dudar
de todo, de abrir e impedir
el paso a la luz como si nada.
El tic tac de tu corazón agotó el plazo
sentenciando prescritos los sentimientos.
No podía ser cierto y no lo fue.
Te faltó amor para poder quererme.
Es el olvido el medio donde mejor te mueves.
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