leí las líneas continuas
que indicaban tus manos,
hice escala en todos los aeropuertos
de tu sexo,
pasé los controles de seguridad
de tus miedos,
di la vuelta al mundo partido
en dos mitades de tus labios.
Al volver deshice el equipaje
revelé las fotos de mis retinas
y guardé el souvenir de tu silencio.
El amor fue un suburbio
en la ciudad del deseo
y nosotros dos turistas
de una noche
de placer.
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